¿Mi casa es tu casa? Recibir visitas cuando vives en otro país sin morir en el intento

Después de meses o incluso años sin veros, al fin vienen a visitarte tus familiares o amigos al lugar en el que decidiste empezar una nueva vida. Una vez pasadas las primeras emociones del reencuentro, la nueva realidad se va instalando paulatinamente: la ropa de tu cuñada va apoderándose de rincones insospechados de tu hogar, las visitas a atracciones turísticas que ya conoces como la palma de tu mano se suceden sin descanso y tus ahorros van disminuyendo a golpe de terracitas y de cenas o comidas en restaurantes. Hoy te damos las claves para sacarle el máximo partido a las visitas de tus seres queridos sin que tu vida cotidiana se vea demasiado perturbada.

Toda persona que haya dejado su país natal para estudiar o buscar un futuro mejor conoce esta situación a la perfección: la visita está por llegar y, aunque las sensaciones que provoca su llegada sean sobre todo positivas, existen ciertos factores que pueden acabar empañando el tiempo pasado con tus amigos o familiares si no tomas las medidas necesarias.

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Es evidente que si te van a visitar durante un fin de semana como mucho, el riesgo de que la convivencia pueda generar tensiones con tu visita es prácticamente inexistente. Si por el contrario la visita se va a prolongar durante al menos una semana, es muy posible que se produzcan ciertos roces en la cohabitación. 

Por regla general, el rol de los anfitriones consiste en hacer la vida lo más agradable posible a sus huéspedes. Esto no debería sin embargo significar que debas levantarte cada día a las 6 de la mañana para prepararle a tus suegros el desayuno o que debas hacerle la cama a tu primo y su novia mientras se desperezan en el sofá. 

Para evitar que las visitas que recibes se conviertan en un trabajo adicional que añadir a tu horario semanal, es importante no dejar que pase el tiempo mientras tu frustración va aumentando. Hazles saber cuanto antes en qué tareas te gustaría contar con su colaboración y si te ofrecen su “ayuda” para lavar los platos o poner la mesa, acepta su propuesta con naturalidad.

No es lo mismo visitar un lugar por primera vez o disfrutar de unas merecidas vacaciones en el extranjero que abandonar tu país natal por los motivos que sean. Esta diferencia influye lógicamente en los planes que uno esté dispuesto a hacer. Mientras que unos pretenden comer y cenar a diario en restaurantes para probar las especialidades locales, salir viernes y sábado hasta el alba o visitar la mayor cantidad posible de museos y atracciones turísticas; otros pueden preferir comer más en casa para no dejarse el sueldo en hostelería o por cuidar la línea, hacer un plan tranquilo con amigos o ver una película en casa.

Anticípate para no verte empujado a planes que no te apetezcan especialmente y propón tú sitios a los que ir o cosas que hacer. Al fin y al cabo, están de visita en tu ciudad y nadie sabe mejor que tú cuáles son los mejores garitos y, sobre todo, los más baratos. Si la visita es más larga de lo habitual, tampoco tienes que estar en todos los planes. 

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Este es sin duda uno de los aspectos más polémicos para aquellas personas que se mudaron a una ciudad turística. Seamos honestos, por muy bonitas que sean la Giralda, la Sagrada Familia o la Ciudad de las Artes y las Ciencias, visitarlas cada 3 semanas puede acabar resultando cansino. 

Si tus invitados van a quedarse sólo un par de días, siempre se puede hacer un esfuerzo y visitar por enésima vez los monumentos o lugares de interés que quieran ver pero si por el contrario se van a quedar una semana o más, puedes unirte a ellos cuando hayan acabado su recorrido turístico para disfrutar al máximo de vuestro tiempo juntos.

Si te mudaste a una finca en Badajoz o a una casa de dos plantas junto a la huerta murciana, compartir espacios con las personas que vayan a visitarte no debería ser un problema para ti. Para todas las personas que se hayan visto afectadas por el encarecimiento de la vivienda y que comparten un estudio de 30 m2 con su pareja o que viven en un piso compartido, la situación puede resultar mucho más complicada, ya que la falta de espacio puede acabar provocando fricciones cuando te vayan a visitar.

Si vives en un sitio demasiado pequeño y te van a visitar varias personas, lo más probable es que te toque improvisar. Pedirle a unos amigos que te dejen un colchón hinchable o marcharte a casa de unos amigos mientras dura la visita, si no va a alargarse muchos días, pueden ser opciones que te permitan aprovechar al máximo el tiempo que pasen tus familiares o amigos de visita en tu ciudad de adopción. En el caso de que ninguna de esas opciones sea posible, lo mejor que puedes hacer, como en toda situación incómoda relacionada con las visitas que recibas, es recurrir a la comunicación. Porque hablando se entiende la gente. 

No podemos impedir que los primos de tu cuñada vayan a visitarte durante la segunda quincena de agosto, pero sí podemos ayudarte a tener de un control total sobre tu dinero. Con N26, te damos las herramientas necesarias para gestionar tu dinero de forma cómoda y segura.

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